Su rol en la Guerra

30.12.2015 17:10

El Cid en la Guerra Santa

Sagitario fue víctima de su propia flecha embebida con la maldición de Hades, su alma está presa en algún lugar de Morphia y le fue arrebatada ante los mismos ojos de Capricornio, que se encontraba, como tantas veces, junto a él. Ésto llena de rabia y frustración al Santo que le pide a la misma diosa en persona que le permita ir tras los dioses y con el aval de la misma parte en su búsqueda para traer de vuelta a su General, un hombre de gran importancia para la Guerra que se está llevando. 

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Muchos Santos ya cayeron, incluyendo a Dorados como Piscis, Virgo, Tauro, Cancer y hasta el mismo Patriarca Sage. Géminis está vacante, quedan pocos para afrontar la Guerra, no pueden darse el lujo de perder también a Sagitario. Durante años lo acompañó en sus misiones, conoce los secretos de los dioses atacantes pero su honor fue mancillado, fueron burladas las defensas del Santuario, no pudieron prevenir el accionar de su enemigo y el alma de Sísifo fue arrebatada a muy pocos metros suyo. 

Se dirige hacia donde cree está el Yumekai (Mukai), parte de los dominios del dios Hypnos lugar que está en una dimensión diferente regido por cuatro guardianes, dioses menores a su servicio, donde cada uno se ocupa de gobernar un territorio: Morphia, Phantasia y Phobia. Estando llegando a la zona de combate, se encuentra con un grupo de Espectros que lo enfrentan, entre ellos Gregor de Genbu, a los que derrota sin esfuerzo alguno. Pero al instante se ve rodeado por tres de los cuatro dioses del Sueño: Oneiros, Ikelos y Phantasos

Ikelos de la visión bestial, regente de Phobia, el mundo del miedo y las pesadillas. Phantasos de las apariencias y la irrealidad, regente del mundo de las fantasías, Phantasia, desde donde puede conocer los deseos más profundos de los mortales. Morpheus el modelador, guardián de los sueños de reyes y héroes y regente de Morphia; y su líder, Oneiros de las premoniciones, el único capaz convocar las almas de sus hermanos derrotados.

Él no era su objetivo, iban tras el alma de Tenma de Pegaso para sellarla en Morphia y que no pueda volver a reencarnar, pero les llama la atención y se encuentran en el camino; ellos sí eran el objetivo del Santo.

El Cid ataca a Ikelos pero éste manipula el espacio haciendo un desfasaje dimensional. Puede moverse entre ellas y manipularlas a conveniencia, por lo que devuelve los filosos ataques que iban dirigidos a él, abriendo una salida a la derecha del Santo y amputándole el antebrazo. El Dorado sigue batallando pero Ikelos lo repele con la misma técnica y lo dan por muerto. Phantasos decide llevarse el brazo seccionado como recuerdo, sin saber que eso le está por dar una ventaja al Santo ya que aún tiene parte de su Cloth cubriéndolo y su resonancia llamándolo le permite utilizarlo de guía para poder encontrarlos.

Cuando los dioses toman el alma de Pegaso y sus compañeros de misión, regresan a Morphia. En Phantasia, Phantasos observa el sueño de sus últimas víctimas cuando una fisura en el espacio trae a Capricornio frente suyo. Luego de sorprenderse, utiliza su 'Grim Phantasia', una técnica con la que toma las almas de sus inmovilizadas víctimas para encerrarlas en Phantasia, sumiéndolas en su sueño más anhelado. Cuando intenta ver los de Capricornio se da cuenta que no hay nada más que la forma de su propia espada perfeccionada y desde la misma visión se materializa saliendo de ella y cortando a su espectador. Esto destruye la ilusión que el dios usaba sobre su cuerpo femenino, revelando su forma masculina y permite al Dorado recuperar la conciencia. Concentra su cosmos en el muñón formando la hoja de una poderosa espada. Phantasos contraataca pero el impávido contrincante esquiva cada uno de sus arrebatos hasta que le da la última estocada que lo mata.

En Phobia enfrenta a Ikelos. Pelea con su espada de Cosmos pero el dios le devuelve todos sus golpes al distorsionar el espacio, crea entradas y salidas modificadas por él mismo. El Santo queda más herido que el enemigo, al moldear el espacio, abre dimensiones de manera tan ágil para usar como defensa y ataque. El dios se protege desde esas dimensiones, comparten la misma sólo cuando ataca y al no poder sentir su presencia el Dorado no puede adivinar por dónde va a arremeter. Se desangra con cada estocada, pero utiliza esa desventaja a su favor. Marca la zona con su propia sangre para que cuando Ikelos entre para atacarlo, ella misma le indique la distorsión generada en el espacio y así pueda anticipar su ubicación. Con una filosa estocada lo degolla y termina con el segundo hermano.

Durante estas batallas, Morpheus se encuentra en Morphia terminando de moldear los sueños eternos de Sagitario y Pegaso pero el alma de Tenma siente una incomodidad antinatural de lo que está viviendo y gracias a que El Cid está creando fisuras en las paredes de Yumekai puede reaccionar y despertar del Sueño por sí solo. Afuera del mismo se enfrenta a Morpheus, quien lo atrapa con las amapolas del mundo de los sueños. Estas flores absorben todos los sentimientos y emociones hasta dejar un cascarón vacío pero con la intervención lejana de Hades su alma pura de Pegaso reacciona y sin ser consciente, con su Armadura Divina, golpea al dios derrotándolo de un solo golpe. El efecto de las flores caen con él y Morphia, al desaparecer su guardián, empieza a derrumbarse. En medio de ese cataclismo Tenma despierta al momento que su Armadura Divina se desvanece para portar su normal Cloth. Desorientado, está a punto de ser aplastado por unos pilares gigantes cuando lo encuentra El Cid de Capricornio y lo salva.

Caminan a través de las puertas de los sueños que se derrumba hasta llegar ante la que tiene prisionera el alma de Sísifo, es la única del lugar que permanece intacta. Capricornio lanza su mejor ataque contra ella pero no la afecta en absoluto, ya que es el mismo Sagitario quien la mantiene sellada como expiación. Una eterna autocondena llevada por la culpa, que los dioses se encargaron de aprovechar, por haber separado a la pequeña Sasha de sus amigos y haber desatado la Guerra Santa. Es cuando llega el último de los dioses del Sueño, Oneiros.

Guardians Oracle, una técnica que reúne el poder de las cuatro almas para crear una poderosa e incontrolable energía que fulmina al enemigo hasta hacer desaparecer incluso su alma pero queda nulo cuando aparece la misma Athena en espíritu frente a ellos para defenderlos. Cuando sintió que sus Santos estaban en desventaja tomó la decisión de entrar ella misma en acción e ir en búsqueda del alma de Sísifo.

El Cid toma posición y le comunica a Pegaso la nueva misión, ahora que la mismísima Athena entró en el sueño de Sagitario es vulnerable a los ataques que pueda sufrir, así que deben resguardar la puerta a toda costa y darle el tiempo que necesite. Ambos Santos atacan en continuos ataques para hacerlo retroceder poco a poco y alejar lo más posible el campo de batalla de su diosa. Detrás suyo el espacio se agrieta rompiéndose para dejar ver el mundo humano y tras una serie de ataques individuales con la Pegasus Sui Sei Ken y Jumping Stone combinados logran sacar al dios de su espacio. Ahora la batalla final se da en el exterior.

Sus subordinados aparecen en el campo de batalla para ayudarlo pero mueren muy fácilmente tras un débil ataque del dios. La batalla contra Onerios continúa, pero ni Tenma ni El Cid son capaces de causarle daños permanentes. Sus energías se están agotando, el brazo de El Cid cada vez pierde más sangre y sus heridas debilitan la fuerza de su espada. Se da cuenta que la única manera de vencer es separando las almas que mantienen indestructible el cuerpo. Así que, en un ataque conjunto con Pegaso, que lo golpeara de lleno con su técnica, el Dorado lo rebana en cuatro dejando cada alma en una de las partes mutiladas, bien separadas entre sí, pero la energía utilizada agotan las fuerzas de Capricornio y cae rendido de rodillas al suelo. Ese fue su último esfuerzo pero el dios no cayó.

La batalla queda en manos de Tenma con la ayuda de Yato de Unicornio y Yuzuriha de la Grulla que acudieron en su ayuda. En el Santuario, Athena consigue liberar a Sagitario de su sueño, regresándolo al mundo real recibiendo un nuevo juramento de lealtad por parte del mismo. Ya al tanto de la situación, el Dorado que más conoce sobre los dioses del Sueño se pone en acción trayendo la solución para ayudar a su camarada. Lanza una flecha Dorada cargada con el cosmos de Athena en dirección a la batalla y por telepatía le comunica el plan a El Cid. Capricornio, ya sin fuerzas, está postrado de rodillas en el suelo sin poder moverse pero al oír a su amigo recuperado y tras las palabras arengadoras de éste, saca energías del orgullo mismo y no sólo logra ponerse en pie si no que se dispone a ejecutar la misión.

Cuando la Flecha Dorada llega a destino, la divide en el trayecto en cuatro partes iguales con su espada de Cosmos y desvía su trayecto con el impulso del corte para herir las cuatro almas de los dioses al mismo tiempo. Oneiros trata de acabar con la vida de Tenma antes de morir, pero El Cid interviene y le estoca el pecho con su brazo mutilado desbordante de cosmos dorado en su máxima potencia. Lleno de furia Oneiros le pregunta si no le teme a los dioses, a lo que el Santo responde que ellos protegen a las personas aunque eso signifique tener que desafiar a los mismos dioses, luego voltea para decirle a Tenma de Pegaso que ese es el camino que debe seguir y a continuación explota junto al enemigo. Tenma llora de impotencia, maldiciendo el cruel destino de ver cómo otro Santo Dorado se sacrifica para protegerlo.

El Santo Dorado El Cid Capricornio muere en la explosión con la satisfacción del deber cumplido, sabiendo que con su sacrificio el Santuario gana una batalla contra los dioses. Sísifo de Sagitario lo despide agradecido y hornra su vida por saber que en el último instante al fin pudo alcanzar su deseo más añorado. Finalmente su cuerpo y alma estaban afilados para al fin blandir su Excalibur.